Cada uno tenemos una forma de afrontar este camino, de una manera, de otra, sin fe, con ella, con alegría, tristeza, con decencia, sin decencia. Cada uno tenemos la libertad en nuestro quehacer diario y decidir si hacer el bien, hacer el mal, ayudar, perjudicar, alabar o criticar. Podemos ser responsables o irresponsables para con los que nos rodean, hacer caso o no a los que nos critican, entender que somos instrumentos o no, podemos decidir si sí, o si no.
Que quiero decir con todo esto, que no formes parte de la masa, aunque estemos en una autopista donde nos encontramos con unos, con otros, creo que no debemos caer en el «borreguismo». No hay que seguir los pasos de flautistas que quieren decidir sobre tu destino, llevándote al abismo de las necesidades, del egoísmo, de los placeres mundanos, de la crueldad, de lo indecente, de la falta de sentir, de ser capaz de hacer por la atracción del mal lo que nunca serías capaz de hacer solo, todo para que pierdas la mayor de las fuerzas, la tuya.
Estamos antes un grupo de oligarcas que solo pretende que se creen dos mundos, el de los que sirven y el de los servidos, todos igual de entretenidos para fines sin sentido, uno de ellos el consumo.
Obvio que no da igual el cómo, importa que tengas conciencia. Si dejamos de saber lo que está bien y está mal, si dejamos de entender lo que es decente e indecente, estamos creando una sociedad vacua, y por lo tanto muerta como grupo. Solo podrán vencer en una sociedad amoral, aquellos que conocen la moral, sabiendo diferenciar de la ética, de lo correcto, aquello que va más allá de religiones, ideologías, partidos, va de ti, de tu encuentro contigo mismo en todos lo momentos vitales, a ti mismo.
Algunos que me leéis estaréis pensando en mi Fe, en nada tiene que ver, puesto que después de haberlo leído, no es cuestión de Fe, si de tradición filosófica. Necesitamos pensar más con el corazón y sentir con la cabeza, la frase no es mía, es copiada, pero refleja realmente el sentido de este post.
Yo sí, creo en Él en mí, quizá nunca pueda explicarlo pero sé que es un regalo que no puedes exigir a nadie, lo que sí que puedo pedir al que no cree, no es buscarle a Él, pero sí hacerte un favor para recorrer el camino, es parar y buscarte a ti, en ti. Aunque no lo creas, no se diferencia tanto y es algo que defienden otras religiones o filósofos, Confucio, Budha, Santo Tomás, Shopenhauer, Kant o San Agustín.
Kant escribía sobre la diferencia entre lo bello y lo sublime, si es verdad que ambas acepciones pueden tener denominadores comunes, no es lo mismo ser bello, a ser sublime.
Si yo pudiera decirte cómo, te respondería siendo libre, que nada ni nadie, coarte tu libertad interior.
Recomiendo el libro de Victor Frankl, “El hombre en busca de sentido”. Judío superviviente un campo de concentración que tiene mucha más capacidad de explicarlo que yo. Sobrevivir para él representaba el valor de la libertad, el amor por el ser humano y por la vida misma.
Si para el Doctor Frankl la desesperanza es= sufrimiento- no dar sentido, hace poco vi un video donde un señor decía que la fórmula de la vida es = (Conocimiento + Habilidad) * Actitud
Por lo tanto una vez que sabes que la actitud y dar un sentido, puede ser tu brújula que dé dirección a los pasos en el camino de tu vida, no tienes excusa, puesto que solo depende de ti. «Necesitamos aprender por nosotros mismos que lo que importa es si la vida espera algo de nosotros.»
Hace poco hablaba sobre este tema en una terraza de Madrid y sin duda, nuestra conclusión es que nuestro camino sabemos que es diferente, teniendo conciencia de nuestra libertad, nuestra libertad interior.