Te escribo por ser una semana especial para ti y no puedo dejar como siempre que pases desapercibida. ¿Por qué hacerlo público? Por estar cansado de que muchas veces ignores todo lo que te digo y es hora de que por fin sepas que para mí vales mucho, que sin ti yo no sería quien soy, porque marcas carácter… aunque algunos crean que para mal, en serio que nunca nadie te juzgue.
Yo, después de unos cuantos años recorriéndome tus venas, no puedo más que darte las gracias por casi todo lo que me has ayudado a vivir. Vamos que si te critican yo te defiendo, MATO, aunque sé que no les guardas rencor alguno por saber que de verdad no te conocen y si lo hacen, no lo suficiente.
Cuando más te eche de menos, estando lejos de ti, fue cuando más me conquistaste y supe darme cuenta de todo lo bueno que escondes, recordando todas las esquinas de tu cuerpo y esos momentos que has hecho inolvidables.
Si pudiera describir tus ojos, serían verdes, si pudieras describir tu cara, sólo decir que cuando sale el sol siempre se ilumina. Has conseguido demostrar que aunque otros lo intentemos tú, eres la mejor anfitriona. Creo que eres la única que conozco que nunca pregunta ni de dónde vienes, ni a dónde vas y consigues al poco tiempo que todo el mundo se sienta como en casa. Pones todo de tu parte para que se pueda tener una oportunidad con la mejor de las filosofías, que en cierta manera es parte del alma de este blog.
Invitas a siempre a que corramos las mejores aventuras, sin ponerte celosa, ofreciendo la forma más fácil de irse, pero por supuesto también de volver.
Por todo ello te escribo, por tu generosidad, por como cuando puedes y/o quieres organizas los mejores planes en los rincones más secretos, muchos guardados desde hace siglos.
Tienes la capacidad de hacer reír, llorar, sentir y cuando dos personas funden sus almas, parece que te paras para prestarles la mejor atención, sin envidia, detienes el tiempo para hacer ese momento inolvidable, al igual que cuando volvemos, regrasamos desde los sitios más recónditos para verte, siempre nos vuelves a recibir con los brazos abiertos sin guardar ningún rencor.
Cuando no duermes, incluso estás más guapa que nunca, aunque te intenten comparar con otras… siendo odiosas las comparaciones. Tu pasión, tus ganas, tu inconformismo, tu vitalidad, hacen que seas única.
Es verdad que a veces por desordenada provocas un gran caos, pero sin ese caos no serías la misma. Es parte de ti el orden desordenado. Sabiendo por experiencia que muchos hemos buscado engañarte con otra, por ello perdón, eso sí te aseguro que cuando estaba lejos sólo pensaba en volver a verte, porque aunque haya buscado, no he encontrado ninguna mejor que tú.
En definitiva, para mí, eres un estilo de vida y mi sueño sería conquistarte.